[Museo metropolitano] Intrusión [Lalo]

Tras coger los bidones e ir esparciéndolos, dice.

- Venga, señores, al tajo.


Y continuó a echar gasolina con tranquilidad mientras andaba con cuidado de no tropezarse con nadie.

Asiento a las palabras de Lucas y tomo unos bidones con gasolina para comenzar a esparcir

Oigan ¿y este cuarto? pregunto mientras entro a donde estaban los libros y las piezas de museo

Al abrir la puerta metálica pueden ver que da hacia el salón principal, una elegante y lujosa recepción con muebles elegantes y estatuas.
Allí solo parecía haber un guardia vigilando, el cual se encontraba recostado sobre el asiento terciopelado de la recepción, con rostro cansado.

Lalo:
El cuarto de los libros estaba oscuro y húmedo, en él también pueden ver algunas reliquias, unas especies de momias, jarrones y joyas de oro con forma serpentinas.
Entre los libros hay varios que hablan sobre la historia de la ciudad, también hay revistas renombradas sobre antropología que hablan sobre los Kentapará, luego también hay unos sacos con objetos requisados, no encuentran en ellas nada familiar (del auto), pero si otros objetos útiles.
-cascos militares.
-4 varas eléctricas
-2 linternas
-1 botiquín

Spoiler:

Tras seguir a Lalo, ojeó todos los objetos de la habitación, salvo el botiquín, las varas y las linternas, Lucas sólo veía una cosa: leña.

Tomo una linterna, una vara eléctrica y el botiquín bien, esto puede ser util

Luego me acerco a ojear los libros, los saco y los miro rapidamente...al parecer explicaban lo que era la historia de la ciudad

Creo que estos podrían ayudarnos a entender que mierda pasa en este lugar, sería bueno llevarnos algunos le digo a Lucas

-También pueden servir como combustible- murmuró llegando al lado de los dos, como adivinando lo que buscaba Lucas -Podemos encontrar más libros históricos en la bíblioteca de la ciudad- agregó tomando algunos. Luego advirtió lo de las varas eléctricas, también tomó una -¿Tienen fósforos?- y puso un casco militar sobre su cabeza.

-La chispas de la vara pueden servir para encender las cosas-exclamó Amelia mientras deshojaba los libros de allí, tirando las hojas arrugadas por doquier para luego encender.
-Vamos, vamos, apúrense, o ire yo a golpear al guardia con la vara-reclamó la chica hecha un atado de nervios.

Me quedo mirando extrañado a Rita No creo que con ese casco podamos pasar por seguidores del Rey loco

Lucas dijo más para sí mismo que para el resto.

- También sirve el percutor de la pistola, genera una pequeña chispa...

Y como un resorte, Lucas se movió en silencio hasta aquel tipo para taparle la boca y darle un par de golpes en la cabeza para noquearle.

Sigilo, dif. 6 5 dados

El miembro 'Lucas Goldberg' ha efectuado la acción siguiente: Lanzar dados

'Dado 10' : 9, 8, 1, 4, 3

Uso conciencia para sumar exitos. 4 dados.

El miembro 'Lucas Goldberg' ha efectuado la acción siguiente: Lanzar dados

'Dado 10' : 1, 1, 4, 7

Bueno, en total sólo 1 exito.

Cuando esté detrás de él, le golpeo.

Fuerza+Pelea+Especialidad, 7 dados.

El miembro 'Lucas Goldberg' ha efectuado la acción siguiente: Lanzar dados

'Dado 10' : 1, 9, 4, 4, 9, 4, 2

Lucas se acerco silencioso, en un momento los zapatos rechinaron en el brillante piso del museo, pero el guarda pareció no advertirlo. Una vez que Goldberg se agazapó tras él pudo atacar con rapidez y precisión.

Spoiler:

El guardia cayó frente la mesa inconsciente, pasando a llevar algunas revistas del mostrador.

La planta del salón era enorme, y bello, si bien habia sido algo desmantelado por los dementes conservaba detalles del museo, como mapa de los pisos, y las diferentes áreas de exhibición. El acceso a los pisos de arriba, era a través de una escalera en espiral ancha que subía por el medio de la pirámide. También habían ascensores aunque estos parecían estar sin mantenimiento ni electricidad.

El piso era de cerámica de mármol y las paredes color crema.

Lucas buscó algo con lo que atar al tipo y amordazarlo.

Lo consigues sin problema, era cosa de tomar pedazos de ropa de las bolsas.
Amelia llega hasta Lucas en paso vacilante, al ver que solo era ese guardia sigue con su tarea de tirar el liquido inflamable por las cortinas, alfombras y libros.

Lucas sonrió. Cómo le hubiera gustado tener un puro ahora. O un cigarro. Dijo para sí mismo.

- Imaginarias o no, vamos a quemar a algunas de esas serpientes.

Cuando todo estuviese listo y tras repasar por encima las habitaciones adyacentes, Lucas amarra un buen trozo de cuerda en torno de aquel tipo aguantando manos, pies y boca. Luego le puso otro trozo tapando los ojos. Pensó en dejarlo allí y que se muriese asfixiado, pero su nuevo yo trataba de hacer las cosas de forma más correcta. Así que tomó otra resolución.

Lo arrastró hacia la primera salita y lo dejó tumbado. Luego empezó a empalmar diferentes trozos de tela para formar una tosca soga y le echó suficiente gasolina a la manufacturada cuerda para que prendiese. Aquella iba a ser la mecha.

En el momento oportuno harían arder el zigurat y huirirían por la misma entrada anterior, dejando caer al guardia sobre cualquier sitio en la entrada.

Ante las palabras de Lalo, la joven se encogió de hombros y tomó un libro comenzándolo a deshojar. Luego siguió tomando otro bidón de combustible, procurando que no falte en ningún lado. Ahora sólo bastaba una pequeña chispa, y cha chan! un incendio casero.

-Creo que eso seria...- murmuró saliendo a la sala donde Lucas habia dejado al guardia noqueado -¿quién hace lo honores?- agregó levantando la vara eléctrica.

Un momento Comienzo a mirar alrededor, para saber de que material eran las paredes y a ver si hay suficientes elementos inflamables dentro de la piramide como para saber que tanto se podía expandir el fuego

Las paredes interiores podrían prenderse con facilidad, dado que no parecía haber "cortafuego" entre ellas, el sistema anti-incendio estaba desactivado junto con la electricidad de mayor parte de la ciudad.
Y claramente las reliquias arderían debido a los años y a la sequedad de las mismas, tesoros invaluables que quedarían perdidos para siempre.
-Vamos, Rita prendelé rápido-exclamó nerviosa la muchacha viendo si nadie aún los había sorprendido. A fuera seguía la fiesta entre los dementes, casi como un descanso religioso habían bajado peligrosamente la guardia, sin notar siquiera la intrusión.

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