[Iglesia abandonada]Noche[restringido]

-Hola...- La saludó efusivamente antes de abrazarla, aunque le hubiera gustado decirlo más alto, no quería molestar a los que estaban durmiendo.

Luego se sentó a la mesa a comer... Estaba muerta de hambre, y aquello olía de maravilla.- ¿Cómo ha ido la espera?- Le preguntó en voz baja, en parte por tenerla llena de tallarines.

Cada vez me parecia escuchar mas lejos las voces de las mujeres que conversaban en voz baja en la mesa...ahora ya estabamos todos en el refugio y me pude relajar hasta caer profundamente dormido

-Pues estuvo tranquilo por aquí, ocultamos los vehículos y aprovechamos también de ir robando combustible para el viaje, Raul consiguió unos mapas-comento tomando su porción para comenzar a comer.

Se detuvo preocupada.
-espero que Lucas y ese tipo estén bien-agregó seria, para bajar la vista.

Scott despierta de improvisto. Da un rápido vistazo hacia los lados, viendo a Anna y Aileen hablando y a los otros durmiendo.

Se pone de pie, y sin mediar palabra alguna, comienza a encaminarse hacia la salida del refugio.

Ana abre los ojos al ver que Scott va hacia afuera.
-Hay tormenta de nieve, es mejor que esperes mañana para irte-exclamó la mujer preocupada.
-ademas...necesitamos juntar toda la información que podamos, nadie me ha querido contar que paso en el laboratorio-reclamó mientras terminaba de meterse unos fideos en la boca.

Scott frunció el ceño, odiaba cuando la ruidosa Ana tenia razón. Se detuvo en la entrada.

-¿Que quieres saber mujer?- Respondió Scott dándole la espalda. -Eva puede decirte todo lo interesante.- Dijo sin mucho animo, después de todo Eva era la que había hecho todo en aquel lugar.

La joven se limpió apuradamente la comida de la comisura de los labios para poder hablar mejor.- Sí Scott, hay mucha nieve afuera... No te vayas aún, las calles van a seguir ahí mañana.- Dijo tratando de animarlo a quedarse. Se hizo a un lado y le señaló un hueco vacío a su lado, sonriendo.

Ricardo entró un poco después de Anna, se había detenido a tomar un poco de aire helado para así calmar sus pensamientos. Entró un poco más tranquilo, después de todo aquello que había visto y sentido le era un difícil sacar esas extrañas imágenes de su mente.

- ¿que tal? - dijo calmado al entrar - mmm, huele bien -

El cansado ingeniero se dirigió a hacia la comida y se sirvió una porción. Se sentó en una improvisada silla con su plato de fideos y un tenedor, enrolló los fideos lentamente en el tenedor y se los llevó a la boca. Se detuvo por un instante, recordando aquella extraña sustancia que se había introducido dentro de él, algo asqueado llevaba de vuelta el tenedor al plato cuando sus tripas hicieron un sonido fuerte y claro. Su mente quizás estaba confundida pero su cuerpo claramente tenía mucha hambre.

Algo abstraído de lo que sucedía a su alrededor Ricardo terminó su plato en paz y se sentó en el piso apoyando su espalda en la pared, cerró los ojos tratando de caer en el placentero olvido del sueño.

Scott volvió donde las mujeres, colocándose al lado de Aileen que le había dejado un espacio.

Sin decir palabra adicional, miro a Ana. Seguro esperaba la reacción a sus primeras palabras.

Ana dio un suspiro.
-Ayleen tiene razón...puedes irte en la mañana, afuera hay una tormenta de nieve, si quieres morir congelado pues ve-exclamó casi como regaño maternal, miro luego de reojo a Ricardo, parecía algo deprimido.

Scott devolvió una mirada de claro enojo a Ana.

-Ya no me fui. Pensé que me preguntarías algo más del laboratorio.

La muchacha miraba de uno a otro. Carpet, por su parte, se mantenía tendido cómodamente en suelo, después de haber protestado un poco por quedarse sin algo más de calorcito, se fue arrimando a Lalo para estar más agusto.

Aileen acabó de comer los tallarines pronto, mirando el plato vacío como con pena.- ¿Creen que mañana podremos irnos?- Preguntó a los tres que aún estaban despiertos.

Scott permanecio en silencio, mirando de reojo a Aileen, y luego directo a Ana. No tenia nada que opinar respecto a la decisión de aquel grupo.

-La tormenta de nieve debería pasar mañana. Si tienen suficiente combustible, deberían partir mañana mismo.

Dijo cruzando los brazos, para luego mirar a Ana. O seguia esperando alguna pregunta de ella, o solo seguía molesto. Parecia imposible que llegase a entenderse con aquella mujer.

Ana se habia perdido un poco en sus pensamientos e ignorado temporalmente a Scott, parecía estar en algo pero ni Ayleen ni Scott pudieron notarlo, la mujer movió la cabeza para volver a referirse al policía.
-¿que piensas que paso en el laboratorio?, ¿que encontraron?-dijo seria al policia, hizo una pausa para ver a Eva de reojo.
-no sabemos el estado de Eva, parece bien pero aún así, pienso que eres una fuente de información mas confiable-concluyó mirando de reojo Ayleen.

La muchacha miró a Scott expectante, a ver si se animaba a compartir con ellos lo que le había pasado en el laboratorio. Ella recordaba que había hablado con alguien, ¿cómo lo había llamado? ¿Tarbis, quizá?

Pero de lo que no sabía nada era de lo sucedido antes, y de cómo Eva había acabado así de mal.

Le sonrió con aquel gesto inocente y dulce, queriendo animarlo a confiar en Anna, igual que ella misma lo hacía.

Entre tanto en una esquina apartada, Raul y Rita continuaban conversando y conversando.
Entonces de pronto la conversación pareció finalizar, Raul camino hacia el centro del grupo, saco una porción de tallarines, para luego recostarse aisladamente.

Saludó con la mano un momento a Raúl, que parecía más arisco de lo habitual. Después, extrañada, se quedó buscando a Rita con la mirada, preguntándose si ella también estaría de mal humor.

Scott se cruzo de brazos.

-Entramos al laboratorio y nos separamos de Ricardo, supongo que él ya les contó eso. Eva y yo fuimos a buscar provisiones y armamento a un sotano.

Siguió hablando, con tranquilidad.

-El camino fue accidentado. La computadora del lugar trato de asesinarnos cortando la energía de uno de los ascensores. Yo le devolví la mano rompiendo una de las cámaras que nos vigilaba. En ese momento aquella cosa nos envió a Tabbis.

Frunció el ceño.

-Pero alguien llego antes. Ya nos habíamos bajado del ascensor y revisábamos el lugar donde supuestamente había equipo, solo encontrando un compuesto que según Eva se lo inyectaban a las guaguas. Entonces apareció esa cosa negra, aquella que algunos inútiles de acá no me creyeron cuando les adverti.

El ex policía pareció muy molesto. Sentía rabia hacia las acciones de Eva. En sus ojos podía verse que aquella rabia era preocupación, algo similar a lo que paso cuando se entero de la muerte de Sean.

-Espero que Eva se recupere, pues de otro modo no perdonare lo que hizo. En lugar de huir como se lo pedí, intento salvarme como pudo de aquella cosa. El ser la atrapo, y luego a mi.

Sonrió un instante, con renovada confianza.

-Pero a mi no me joden dos veces, y ya me había enfrentado a esa cosa antes. Saque fuerzas no se de donde, y trate logre escapar de aquella cosa sin soltar a Eva. Eso creía, pero en realidad a quien saque de aquella masa era a otra mujer. Estaba muerta. De Eva nada supe, la masa negra se la llevo, huyendo de algo, intente seguirle el rastro.

Su rostro volvió a relajarse. Su mirada neutra se poso en Ana.

-Entonces apareció esa cosa, Tabbis. Parecia alguna especie de programa guardián de la Unión, aunque podría equivocarme. Pensando que tenia algo que ver con aquella cosa negra, ataque a Tabbis. Como era de esperarse, no logre hacerle nada.

Hizo una pausa para arreglarse un cabello que le picaba un ojo.

-Aquel inútil me hablo como un sacerdote, osea pura mierda. Debo reconocer sin embargo, que luego de hablar con él pareció tranquilizarme algo, sintiendo mi mente más clara.

Dio una mirada a Aileen y sonrió levemente.

-Le pregunte como matar a aquella cosa negra, me dijo que yo no podía matarla, que la oscuridad solo se puede combatir con luz. Me dijo que la única esperanza era usar la luz que le fue dada a los humanos. También me dijo que Eva estaba más enferma que yo, y que no podía sanar la infección sin matarme.

Volvió a fruncir el ceño. Parecía estar confundido.

-Hay algo más, cuando estuve dentro de esa cosa, en mi refugio. Cuando estas dentro de aquella cosa negra pierdes la conciencia y entras a un estado de alucinación, extremadamente real. En aquel lugar vi a Sean, quien me dijo que debía encontrar el Ka-Dingir-Ra. Nose si esa mierda sea sugestión propia o efectivamente allá sacado algo útil de esa cosa negra, lo cierto es que fue extraño.

Finalmente sonrió irónico hacia Ana.

-¿No vas a convidarme fideos Rulos? Seguro temes que no apruebe tu mano.

Ana escucho toda la historia con la boca semiabierta, estaba sorprendida y a la vez confundida por la información aportada.
Ante el último comentario de Scott pareció volver en si, movió la cabeza para sonreír.
-Ah si...si, te traeré un poco-dijo escuetamente, buscando un plato limpio para darle de comer al policía.

Ailleen había escuchado el relato de Scott como si de una película de terror se tratase, pues, en efecto, tampoco estaba muy lejos de ser aquello mismo. Sonrió levemente ante el mismo gesto del ex policía, y pareció recordar de pronto, que al final la cosa había ido más o menos bien...Dentro de lo que se podría esperar.

-Creo que no es la primera vez que oímos eso de Kar-Dingir-Ra... Rita se conectó a un laptop raro, que tenías que ponerte algo en la cabeza o así, no sé no entiendo de computadoras. Pero al hacerlo pareció quedar dormida, muy profundo... Y cuando abrió los ojos de nuevo farfulló algo, no comprendí que era, pero mencionaba Kar-Dingir-Ra también, además escupió un líquido oscuro muy feo, aunque no parecía que lo hubiera pasado mal al dormir, era como si estuviera descansando solamente.- Trató de explicarse lo mejor que pudo, quizá la palabra no fuera su don, pero era capaz de usarla lo bastante bien como para hacerle entender lo ocurrido a Rita y que viera la lejana semejanaza... y que aquellas palabras parecían repetirse.

Sentada al lado del escritor, escuchaba silenciosa la historia de Scott -La misma cosa negra que atrapo a James-murmuro, entonces Aileen comenzo a relatar lo sucedido en la casa.

-Era una especie de cantico... nombraba "Kar-Dingir-Ra" junto con miles de imagenes...- agrego aportando su versión a la conversación.

Scott recibió el plato y comenzo a comer a una velocidad sorprendente. Quedaba claro que estaba muerto de hambre. Paso un minuto sin hablar, aunque escucho el comentario de Rita con atención.

-No se que sucede, pero la Unión si. Tabbis hablo cripticamente, pero era claro que sabia más de lo que dijo.

Algo pareció molestarle a Scott. No era la comida.

-Hay mucho misterio, eso de Ka Dingir Ra debe significar algo importante. Tabbis también me dijo que una puerta se había abierto, aunque el hijoputa nunca me detallo nada, como si a propósito quisiera dejarme colgado.

Comenzo a comer nuevamente, y no termino hasta que acabo del plato. Lo había hecho en un tiempo record, era claro que el joven policía comía tan rápido como se enojaba.

-Mañana mientras uds se largan de acá, iré a espiar a los infectados. Quiero tratar de entender que es lo que realmente ocurre. Y quiero saber que es esa mancha negra y como puedo matarla. No creo en Tabbis, pues es un invento de la Unión, de hecho si viese al propio Sabio en este momento le doblaría el cuello.- Le importaba un comino si su comentario molestaba a algún fanático de aquel fascista, ya estaba cabreado y necesitaba descargarse. -Si algo aprendí de Sean es que cualquier cosa que se mueva puedes romperla, o en su defecto matarla: Esa Mancha puede morir.

Pareció recordar algo. Recobro la calma un momento.

-Ahora que lo recuerdo, alguien menciono que los niños estaban en peligro acá ¿A que se referian?.- Miro con intereses, sobretodo a Aileen y a Rita.

James se movió inquieto, ahora que Rita estaba de nuevo a su ladolas voces comenzaban a molestarlo, se dió vuelta y entre abrió los ojos escuchando a medias la ultima frase de scott, un ruido salió de su cuerpo antes de que pudiera abrir la boca... su estomago clamaba por comida, miro los tallarines y un bostezo se le escapo, tanto de hambre cm de sueño.

Me alcanzad un poco anna, por favor -Dijo mientras se incorporaba y apoyaba la espalda en la pared.

La muchaha pareció un poco desilusionada ante la testarudez de quedarse allá del policía, pero no dijo nada esta vez, no quería enojarlo de nuevo.

Los niños están en peligro acá, por muchas cosas: de ser contaminados, de que le pase algo al grupo y quedarse solos, de que la Unión los encuentre y no tengas ganas de preguntar qué sucede... O incluso de acabar enloqueciendo con todo este ambiente de paranoia y miedo, no creo que fuera sea una paraíso, pero al menos podremos llevarlos algo lejos de aquí, y cruzar los dedos porque fuera no estén las cosas igual con los militares.- Parecía que había meditado sobre el tema, y la cuestión de acabar locos del todo no era algo que descartase luego de ver aquella cosa negra, y cómo Matías había reaccionado la primera vez que lo vió, golpeando a Carpet y chillando algo sobre una vieja.

Aun con los ojos cerrados Ricardo escuchaba la conversación como si escuchara un extraño programa de radio. Las noticias de todos parecían increíbles y fantásticas, sin embargo incómodamente familiares y reales. Había algo en todos los relatos que evocaba en él lejanas sensaciones y borrosos recuerdos que se presentaban en su mente a medio formar, como débiles siluetas formadas por la luz de la tenue llama de una vela.

Sus ojos permanecieron cerrados incluso frente a la mención de su nombre, incluso frente a la amenaza contra El Sabio, incluso frente al tentador olor a fideos de los cuales parecía haber comido tan sólo una cucharada y sin embargo había devorado un plato entero.

- La muerte... - dijo de pronto aun con los ojos cerrados - la muerte ronda en los lugares donde existe miedo y debilidad del cual alimentarse, al igual que los buitres acechan pacientes a sus presas hasta poder devorarlos cuando caen víctimas del cansancio. Este lugar es el blanco perfecto para la muerte... somos comida de buitres... - dijo desanimado- ... debemos irnos de aquí -