El sustituto (PRIVADO)

Rosenberg llego al aeropuerto con un escolta, que aprecia su secretario o guardaespaldas, parecía tranquilo aunque cada cierto tiempo volteaba a mirar quienes lo rodeaban.
Lucas no era el único que esperaba su llegada, dado que algunos periodista rápidamente se agolparon alrededor del hombre, haciendo preguntas, grabando y fotografiando.
El hombre paso con mirada baja haciéndose camino hacia el exterior donde un automóvil negro se detuvo abriéndole la puerta.

Lucas aprovechó la situación para memorizar el número del coche negro y correr hacia el suyo. Para retardar el tráfico, anduvo por mitad de las calles del interior del aeropuerto mientras simulaba hablar por el teléfono móvil, asi los coches que trataban de salir tardaban un poco más y se producía una tímida cola. Al salir del aeropuerto, corrió como un cosaco hacia su propio coche. Se montó y esperó que pasara el coche y un par de ellos más para seguirlo.

El lustroso automóvil negro salio del aeropuerto sin percatar el plan de Lucas.
Se podía inferir que eran tres personas las que se encontraban en su interior, sin contar al guarda espaldas y el chofer.
El coche tardo una media hora en llegar a destino, un costoso hotel de Chiapre llamado "Gargled", entraron al estacionamiento subterráneo donde Lucas los perdió de vista.

Lucas aparcó el coche a pocas manzanas. Se dió un rápido paseo, buscando una tienda donde encontrar una pequeña cámara fotográfica y 8 rollos de cinta. Luego volvió al coche y esperó pacientemente, fotografiando a los transeuntes más uniformados que iban entrando y saliendo del hotel.

Y por supuesto esperando que Rosenberg asomara...

Rosemberg tardó en salir del hotel y para sorpresa de Lucas, no parecía escoltado, pero si acompañado de una pequeña familia de clase media, dos niños y una mujer.
Caminaron hasta un café donde conversaron, sus rostros por instantes se volvían sombríos y cada cierto tiempo miraban hacia los costados.
Se despidieron con un beso y regresaron al hotel de regreso.
Las personas que entraban y salían, no llamaban mayormente la atención, parecían ser ejecutivos, turistas y eruditos.

Lucas aprovechó para fotografiar a la familia. En cuanto esta salió, se caló las gafas y caminó desde el coche hasta el hotel, para llegar antes que Rosenberg. Llegó al hotel y dijo al recepcionista.

- ¿Quedan habitaciones libres?

Quería ver llegar a su presa y tratar de captar algún detalle, sobre todo, que habitación ocupaban.

-Buenos dias...espéreme un momento por favor-
La recepcionista busco en su nomina con todo el tiempo del mundo, cuando en el salón ingreso un hombre de edad, vestido de terno impecable.
Avanzó acercándose al mostrador junto a Lucas, miró a la mujer con una sonrisa.
-vengo a dejar un paquete para un huésped, se apellida Rosemberg-dijo con voz grave.
-espere su turno por favor...-interrumpió la mujer, para volver atender a Lucas.
-quedan tres habitaciones ejecutivas, una doble de 40.000 azus y dos simples que cuesta 30.000 azus-explicó.
-¿desea hacer alguna reserva?-preguntó sin quitar la mirada de la pantalla.

Lucas meditó que hacer. Le habló al señor.

- Señorita, ¿en qué piso están? Deje usted el paquete, caballero, no tengo prisa.

-pues muchas gracias, joven-exclamó el viejo sonriendo.
-las habitaciones están en el segundo piso-dijo la mujer, para luego atender al extraño.
El tipo dejo el paquete sobre el mostrador.
-Como le iba diciendo...para el señor Paul Rosemberg de la habitación 237...digale que es de parte de unos amigos, un obsequio antes de su presentación mañana-exclamó de forma algo turbia.
-Que tengan un buen día-se despidió para marcharse, la recepcionista tomo el pequeño paquete para dejarlo en el estante, en donde salia un numero 363.
-hay algo mas en que pueda ayudarlo?-preguntó amena a Lucas.

Lucas sonrió con educación.

- Hummmm.... voy a preguntarle a mi esposa, si me dispensa.

Salió hacia fuera y buscó al tipo que había dejado la caja, quería ver con quien estaba y que estaba haciendo. Memorizó ambos numeros: 237 y 363. Se acarició la cámara de fotos que tenía guardada en un bolsillo.

Para sorpresa de Lucas el hombre parecía haber desaparecido, se había esfumado.

Lucas se caló las gafas y se llevó un chicle a la boca, jugueteó con el móvil un rato. Tras un minuto esperando, vuelve a entrar al hotel.

- Me quedó con una de las habitaciones dobles, dos noches.

Sacó la cartera y dejó el dinero encima del mostrardor: 80.000 azus. Con la mirada contempló toda la sala.

- Mi señora tardará en llegar aún un par de horas, con el equipaje. No es necesario que le indique la habitación, ya la he avisado. ¿Me muestra la habitación personalmente?

Luego sonrió con evidente insinuación y enseñó otros 15.000 azus que sacó de su cartera y dejó a un lado del otro montoncito. Luego volvió a sonreir y la miró a los ojos.

La mujer miró a Lucas de forma algo avergonzada, para luego mirar con discreción el fajo de billetes sobre el mostrador.
-¿esta coqueteando conmigo?-preguntó sonriendo.

El hombre sonrió. Se bajó las gafas para mirarle a los ojos profundamente.

- Mentiría si le dijese que no es verdad. Es usted preciosa. Aparte este hotel es muy grande y no quiero estar solo.

Se caló las gafas de nuevo y esperó la reacción de la mujer.

La mujer miro hacia sus lados percatándose que nadie la observaba, luego miro a Lucas con una sonrisa coqueta, pero a la vez astuta.
-mmm 15.000 azus...eso es como para arrendar un vehículo promedio, no alcanza para un coche de lujo-insinuó.

- A más dinero...

Lucas sonrió. Y para adentro, también sonrió. Sacó otros 20.000 azus y lo dejo sobre el mostrador. Se volvió a bajar las gafas.

- ... más servicio. Podría "adecentarme" la habitación, ¿no cree? Ya sé el número, suba y vaya preparando el terreno. Me encantan ese tipo de "sorpresas". Tardaré sólo 10 minutos... el tiempo justo para que la habitación y todo su interior estén extremadamente deseables.

Le guiñó un ojo y jugueteó con los dos billetes hasta acercárselos.

La mujer asintió de forma cauta.
-de todas formas debo ir a buscar a alguien que me reemplace, no puedo dejar mi puesto de trabajo, espérame aquí-dijo de forma seductora mientras dejaba un formulario sobre la mesa.
-por mientras anote en este lugar sus datos-agregó levantándose del mesón para ir tras una puerta en el vestidor.

Lucas aprovechó el momento en que salió la mujer para dejar caer un billete al otro lado del mostrador, ir hasta allí y coger el paquete de Rosenberg, luego se lo guardó en el bolsillo.

Si vienese alguien únicamente le diría que se le había caído el billete e iba a recogerlo.

A los pocos minutos apareció otra mujer, menos agraciada, a cubrir el puesto de la recepcionista, la cual no se percato del hurto del paquete.
Saludó a Lucas con un gesto con la cabeza y una sonrisa.
-Buenas tardes...le puedo ayudar en algo-preguntó cordial.

- Si. ¿El servicio?

Y acto seguido se encerró en uno de ellos y abrió la caja.

Al abrir la caja esta hizo un estruendo ensordecedor, esparciendo harina por el aire y manchando a Lucas, dentro de la caja estaba instalado un dispositivo electrónico encargado de la mala broma, y en su interior un dedo ensangrentado y una nota, poco amistosa.

"Esta es solo una advertencia Rosemberg, no será harina lo que te vuele los sesos la proxima vez, entreganos el proyecto y quizas te perdonemos la vida...
El Santo ya no podrá ayudarte...solo tienes 5 días, mas vale que tomes la decisión adecuada, o terminaras como Gerard".

Lucas meditó sobre la nota y se guardó la caja en uno bolsillo. Cogió una toalla, la humedeció en el grifo y se trató de quitar la harina. Luego salió del cuarto de baño con tranquilidad, caminó hacia el ascensor y a medio camino, se le ocurrió una idea y volvió al mostrador. Preguntó a la nueva recepcionista.

- ¿Perdone no tendría un par de calmantes?

Una vez obtuvo una respuesta, cogió el ascensor y subió a la segunda planta. Se guardó las gafas en una funda y las introdujo en otro bolsillo. Entre tanto continuaba meditando sobre la caja y sus futuras acciones. Seguidamente golpeó en la puerta de su propia habitación.

En la habitación estaba la recepcionista de espaldas, miraba absorta por la ventana, al sentir la puerta miró el reflejo del asesino.
-Hay una bella vista desde aqui-dijo de manera seductora para voltear con una sonrisa, luego su rostro pareció extrañarse.
-¿Que fue lo que te paso?, estas todo mojado-preguntó con curiosidad.

fdj: ejem, ¿esta vestida? ¿se ha cambiado?

- Que más te dará...

Dice mientras entra y comienza a desvertirse. Se quita la chaqueta y la cuelga en una percha en el armario. Luego se quita la camisa y los pantalones, con muchísima tranquilidad. Cuando ya se ha quedado desnuda pueden percibirse por su bien formado cuerpo diversas marcas, producto de viejas heridas.

Se tumba en la cama y atrae a la mujer hacia así.

La mujer vestía aún su uniforme, falda negra apretada hasta las rodillas, una blusa blanca con una ajustada chaqueta.
Sin duda era una jugadora, dado que no parecía perturbada ante la situación, lo que podía ser inquietante si se analizara con mas frialdad.
Mordió su labio inferior de forma sensual viendo al sujeto desvistiéndose, sonrió, hasta para ello era parco.
Finalmente se desvistió reuniéndose junto a él en la cama, besandole el cuello sin asco ni culpa.
Era un negocio sucio y por que no decirlo, hasta divertido, eran 20.000 azus después de todo.