[zona sur de la ciudad]Divagando[Ricardo]

A paso cansado luego de cruzar el inmenso bosque que rodeaba por el cerro a la ciudad, Ricardo llega a la periferia de la ciudad.
Adelante de ti se encuentra el cementerio de Chiapre, algunas casas bastante pobres.

- Pensé ... que no lo iba .... a lograr - dijo Ricardo un poco extenuado.
- Debí pasar más tiempo en el gimnasio que en ese maldito computador- pensó

Se encontraba en lugares que no recordaba haber visto, sin embargo le parecían extrañamente familiares, y a pesar de que no sabía bien hacia donde iba, parecía que de cierta forma tomó el camino correcto.

- Descansaré aquí un momento, supongo que a los muertos no les molestará - dijo para sí mismo mientras buscaba un lugar donde sentarse. Miró hacia las casas que se divisaban a lo lejos, el paisaje no se veía prometedor, las únicas almas que había en ese ese lugar serían probablemente las que descansaban bajo sus pies y empezaba a tener hambre.

Las tumbas eran sencilla y estaban copadas de nieve, era un lugar solitario y frío. Pero no menos desolador que la ciudad misma.
Entonces Vichy pudo divisar algunas de las fabricas y manifacturas que se encontraban cerca. Sin duda se encontraba en la zona industrial de la ciudad.

Spoiler:

Ricardo se puso de pié para seguir avanzando. Echó un vistazo a su alrededor para evaluar el camino a seguir.

- Quizás sea conveniente que vaya a alguna de esas fábricas, tal vez encuentre algo que me sea de utilidad-

Fue en ese instante cuando ante Ricardo una mujer regordeta de cabello castaño oscuro apareció, al principio la mujer se resalto, pero luego al hacer contacto visual decidió acercarse.
-Se encuentra bien?-preguntó preocupada.

A la distancia Ricardo vio a una mujer acercase, parecía inofensiva e incluso algo amigable así que la esperó a que se acercara.

- Hola - le respondió - me encuentro bien, aunque estoy algo desorientado. Llevo caminando un buen rato en busca de un lugar donde refugiarme. ¿eres tu de por aquí? ¿puedes ayudarme?

La mujer asintió al hombre observándolo con cuidado.
-si, eso se podría decir...ahora la ciudad esta en ruinas y no es seguro ir al refugio que preparó la Unión-titubeó.
-Por cierto, mi nombre es Anna Cruz-dijo con amabilidad.
-andaba buscando suministros, pero parece que todos pasaron antes que yo, es un problema-bromeó.
-Si gusta puede acompañarme, tengo un lugar seguro y mientras mas seamos mejor-comentó sincera.

Ricardo la observó detenidamente mientras la mujer hablaba, parecía sincera, pero le llamó la atención que la mujer mencionara la Unión. La sola mención de esta palabra parecía traerle jaquecas y una sensación de malestar.

- Iré contigo - le contestó, pensando que sería tonto desperdiciar una oportunidad para refugiarse, aunque no le llamaba mucho la atención encontrarse con un grupo de personas que tal vez tendrían que depender de él.

- espero no tener que compartir mis cigarros - pensó.

-esta bien...sigueme-dijo la mujer comenzando a caminar.
-¿como te llamas?, ¿de donde vienes?...no pareces de acá-pregunto la mujer mientras avanzaba.

- Creo que me llamo Ricardo.... Ricardo Vichy. La verdad es que mi mente es un desastre por el momento, no logro recordar las cosas con claridad. Vengo caminando desde el laboratorio que se encuentra en el Monte de la Luna, desperté allí pero no encontré... no encontré a nadie ... vivo - Al decir estas últimas palabras Ricardo sintió que la cabeza le daba vueltas y tuvo que parar un momento a recuperarse.

- Creo que solía trabajar allí antes de que ... bueno... ¿que diablos fue lo que sucedió?-

-un meteorito cayó del cielo, impactó al norte entre Gersia y Laucía, aunque también se dice que otros fragmentos cayeron en otros lugares, las informaciones oficiales son confusas-dijo sin detener su marcha, habían cruzado varias cuadras ya.
-¿así que trabajabas en el laboratorio de la Unión?, siempre me produjo curiosidad saber que hacían allí, admito que algo de morbosidad también, ¿robot?, ¿ingeniería genética?, en fin..tantos avances para que una maldita roca del espacio destruya todo de un dia a otro-comentó moviendo su cabeza en desaprobación.
-Creo que lo que mas me ha dolido de todo esto, es como la Unión ha actuado frente al desastre, realmente yo era una fiel seguidora del sabio Mihail-confesó.

- Mihail ... que será de él - pensó mientras seguía a Anna por el camino que ella llevaba.

- la verdad... no recuerdo bien cual era mi trabajo, se que tenía que ver con informática y computación, esa es mi área de expertise, pero no recuerdo bien lo que hacía. -

Las noticias de Anna eran terribles, sin embargo Ricardo no se sintió tan afectado como pensó que lo estaría, de cierta forma al no tener recuerdos claros de familia o amigos ni lazos emocionales de ese tipo se sentía como un recién nacido, perplejo y confundido.

- La Unión hará lo que sea mejor para la gente, como siempre lo ha hecho- dijo con voz segura - ¿no lo crees así?-

Ana volteo para mirar de reojo a Ricardo.
-me temo que ya no...de hecho creo que la Unión ni siquiera existe-dijo cabizbaja.
El hombre pudo notar como las ropas de las mujer estaban manchadas de sangre y barro, húmedas por las nieves.
-Rául, un técnico de la unión que me salvo del refugio militar me dijo que...el gran sabio había desaparecido y ahora era Petrov quien controlaba a los militares-contestó seria.

- Veo que las cosas ya no son como solían ser - Dijo Ricardo algo entristecido mientras caminaba mirando el piso, la nieve no era algo que solía estar en ese lugar.

- Si el refugio de la Unión ya no es seguro, ¿entonces donde vamos ahora? - Preguntó, aun desconfiando de lo que Anna dijo acerca de la Unión.

-Hay un lugar seguro, es el sótano de una iglesia que aun se mantiene en pie-dijo segura.
-No es acogedor pero por lo menos hay fuego, y mantas-agregó a paso cansado.

Tardaron cerca de 1 hora en llegar, se trataba de nada mas ni nada menos que la iglesia de San Sibilio de Victoria, construcción que estaba casi en ruinas.
-Sigamos, es por acá-exclamó con una sonrisa cordial, la regordeta mujer entro entre los tablones y ladrillos, cruzando lo que antes era la capilla para dirigirse a una roñosa puerta, bajo por ella al sótano que parecía estar en buenas condición.
Abajo había un hombre que vestía como técnico, un mameluco grisáceo y una mascarilla de papel, que se levantó y ayudo a Ana a bajar el último escalón.
-Quien es este?-murmuro al oido de la mujer quien cansada y roja volteo hacia Ricardo.
-él es Vichy...Ricardo, trabajaba tambien para la Unión-exclamó disfonica.
-él es Raul, técnico de radios de la Unión-presentó.

- Hola Raúl - Dijo Ricardo mientras estrechaba la mano del técnico.

La iglesia donde se encontraban le parecía familiar, como un lugar visitado en sueños distantes y que ahora le provocaban una sensación de tranquilidad.

Ambas personas que acababa de conocer le parecían de fiar, se veían honestos y trabajadores, su semblante denotaba cansancio y pocas horas de sueño, se podía ver a través de sus rostros que habían tenido tiempos difíciles y que llevaban un buen tiempo preparando el improvisado refugio. Verlos allí en la iglesia destruida cansados y preocupados le hizo pensar a Ricardo que clase de suerte los habría elegido para sobrevivir y que clase de suerte les depararía el futuro, si es que había alguno.

- Pensé que habría más gente, ¿sólo ustedes dos se han reunido? - preguntó de repente al darse cuenta que si tres personas habían sobrevivido podría haber más en algún lugar.

-por ahora...pero hay muchos mas sobrevivientes al desastre, es solo que están en otro lugar-respondió la mujer quien tomaba asiento.
Raul estrecho la mano del informático aún algo desconfiado.
-un gusto, ponte cómodo-dijo agachándose para intentar mantener vivo el fuego.

-¿Porque no intentas dormir un poco?...iré a buscar algo de comer-dijo servicial Anna, escabulléndose pese a su cansancio nuevamente hacia el exterior.

- Está bien, tal vez no sea una mala idea dormir un poco - Dijo Ricardo mientras buscaba donde acomodarse. Una vez que estuvo acostado cayó en un sueño profundo pero intranquilo, con visiones extrañas , voces y sonidos, pero sueño al fin y al cabo, un descanso merecido que le traería nuevas fuerzas para lo que sea que le espere.

Pasaron alrededor de 3 horas cuando Ricardo comenzó a oir la voz de Anna y Raul a su alrededor, parecían preocupados por algo.

Spoiler:

Ricardo despertó escuchando conversaciones entre sueños, Anna y Raul conversaban preocupados

- ¿que sucede?- preguntó Ricardo sintiendo que quizás era hora de ser de alguna utilidad, después de todo estaba acostumbrado a trabajar a todas horas y no gustaba de estar ocioso mucho tiempo.

Ana y el técnico vieron a Ricardo despertar.
-Nada grave, solo que se nos acaba la leña...¿podrías ir en frente a buscar algo mas?-preguntó la mujer con una sonrisa, mientras Raul intentaba hacer lo posible para que el preciado fuego no se extinguiera.

- Está bien - Dijo Ricardo estirándose para quitarse el sueño. Preguntó donde estaban los implementos necesarios y salió afuera a realizar la tarea, quizás hacer algo de ejercicio distraería su mente y lo relajaría un poco. El día afuera era frío y oscuro, las nubes ocultaban el cielo y el aire era pesado, Ricardo emprendió camino hacia los linderos del bosque para buscar ramas secas que hicieran buena leña.

Luego de reunir la madera para el fuego Ana regresa en busca de Ricardo, le explica que unos amigos habían llegado y quería que los conociesen.
Juntos regresaron a la iglesia destruida, bajando por las escaleras al refugio subterráneo.

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