[Gimnasio municipal]Refugio[abierto]

Algo asustado, notablemente sucio, cabello suelto callendole por los hombres, una barba más descuidada de costumbra y aferranose a un libro, James entra al refugio guiado por uno de estos militares. El militar le señala un espacio al que el escritor se dirige sin chistar, al llegar alli descarga la mochila con las pocas pertenencias que le queda, y abre su precioso libro y comienza a anotar algunas palabras rapidas con letra segura y mano firme.

Una señora robusta de ondulado cabello negro se acerca al escritor, su mirada no tiene luz, se ve cansada y sus ropas no son de las mejores, lleva unos papeles y un lápiz.
-Buenos días, soy Ana Cruz-exclamó intentando parecer cordial, realizando una pausa para que el hombre le atendiese.
-le molestaría darme sus datos personales, estamos llenando una lista bueno de...usted sabe...de los que estamos en este lugar-señaló mirando a su alrededor.
-es importante que la comunidad se una en estos momento tan difíciles-agregó fijando la vista en James.
-¿Vienes solo?-termino de decir.

Los pies de Rita tocaron el piso sintiendose más tranquila, aunque seguramente tendría pesadillas al dormir, con los gritos aún de la vieja en su cabeza.

Tomó en brazos a Matías que se había quedado dormido, y con él caminó, entrando al refugio.

Vió mucha gente a su alrrededor, no todos tenían una sonrisa. Se ubicó donde le indicaron sin decir ni una palabra, se sentó, quieta y callada, con su hermano aún en sus brazos.

- Aquí estaremos bien... - susurró autoconvenciendose de ello.

Rita Galliard escribió:

Los pies de Rita tocaron el piso sintiendose más tranquila, aunque seguramente tendría pesadillas al dormir, con los gritos aún de la vieja en su cabeza.

Tomó en brazos a Matías que se había quedado dormido, y con él caminó, entrando al refugio.

Vió mucha gente a su alrrededor, no todos tenían una sonrisa. Se ubicó donde le indicaron sin decir ni una palabra, se sentó, quieta y callada, con su hermano aún en sus brazos.

- Aquí estaremos bien... - susurró autoconvenciendose de ello.

Un hombre de unos 50 años, de gruesos bigotes y ojos azules, se encontraba recostado en la colchoneta de al lado, quedo mirando a Rita y al niño con una sonrisa.
Se sentó con dificultad, dado que estaba mal herido.
-¿Son hermanos?...se parecen mucho-pregunto, para volver apoyarse, saco de su bolsillo dos pequeño dulces de menta estirando la mano.
-es lo único que me queda...tomen niños-dijo amable, si bien Rita no era una chiquilla, se veía frágil y el hombre buscaba confortarla.
-De que sector son?-pregunto con sana curiosidad

Su reacción fue algo tardía, estiró la mano en acto reflejo, y sin mirar el rostro del anciano, puso un el dulce en su boca. Y guardo el otro en el bolsillo de la parca de Matías.

-...si, somos hermanos...- respondió con una sonrrisa tímida- somos del centro la ciudad, por aquí no muy lejos... gracias por los dulces, hace tiempo no probaba uno...- hizo una pausa tragando saliva dulce formada en su boca- y usted, ¿de dónde es?- preguntó de manera igualmente amable.

-Del sector A, las casas cerca del monte-dijo con dejo de tristeza, para luego cerrar los ojos como si le doliera algo.
-lo lamento, estoy algo cansado, es el aire enrarecido, la falta de sol, o quizás el golpe que me di hahaha, pero estaré bien...mala hierba nunca muere-exclamó alegre.
-Por cierto, mi nombre es Sean-dijo.

James levanto la vista lentamente, sus ojos denotaban cansancio y s rostro estaba surcado por unas cuantas arrugas prematuras y unas profundas ojeras.

Mi nombre... James Jones, si, solo... siempre solo -añadio algo nostalgico, luego agrego con una pekeña sonrisa- tengo 32 años, y soy escritor, no uno muy reconocido -agrego al final pensando que tal vez no lo reconocerian.

Algo más?? -Dijo con toda la amabilidad que pudo teniendo en cuenta la situación, estaba cansado, sucio, y solo queria descansar.

La mujer dio un vistazo al hombre, parecía tan triste.
-Entiendo. La soledad se respira en cada rincón de este lugar, aún habiendo tanta gente-agregó bajando la vista para comenzar a escribir los datos.
-James Jones, varón adulto de 32 años-murmuro mientras el lápiz se deslizaba con suavidad entre sus rollizos dedos.
Era cierto, la mayoría de quienes se encontraban ahí, se encontraban recostados solos y en silencio en las colchonetas, de vez en cuando se podía ir el llanto de algunos niños, incluso ya de hombres maduros que entraban en desesperación peleándose con los militares. Era sin duda desalentador.

-Ahh...este, si se encuentra sano, quisiera ayudarnos luego a conformar una brigada ciudadana?, pensamos en formar grupos para ir en busca de heridos medicinas y comida. Si bien los militares no han prometido recursos aún no nos lo entregan, dicen que debemos esperar, pero aquí hay gente muy enferma-comentó seria.

Spoiler:

Un grupo de militares técnicos parecen estar preparando equipo de sonido y audio, habilitando una pantalla, en el centro y al costado del lugar.


-

- Mucho gusto señor Sean, mi nombre es Rita, y el es Matías...- dijo sonriendo algo más confiada. -...Espero que se ponga bien, por cierto, ¿acá no hay médicos?- preguntó mirando a su alrrededor.

Fué entonces cuando fijo la mirada, en un hombre de unos 30 y algo, y una mujer de contextura gruesa. Escuchó la conversación y un nombre le sonaba algo "James Jones", luego recordó que había leído una de sus novelas. Jamás había tenido a un escritor que conocía tan cerca, quedó algo perpleja.

El niño que dormía en sus brazos comenzó a despertar

-...¿Qué hora es?...-preguntó estirandoce como un gato.

Rita seguía mirando hacia un lado, pero las palabras de su hermano le hicieron volver.

-...mmmmh... eso no importa, hey, busca en tu bolsillo, tienes un regalo que nos hizo el señor Sean...- dijo mirando al anciano.

El pequeño busco, y encontro el caramelo, se lo hecho a la boca, y dió una alegre sonrisa dedicada a Sean.

-¡Gracias señor!- exclamó acercándoce al hombre y besando su mejilla.

Rita había escuchado la última parte de una "brigada ciudadana".

James levanto la mirada y observo su alrededor, se encontro depronto con la mirada de una joven, que no tard en desviar la propia.

Si... estoy bien fisicamente... ayudare en lo que pueda, por supuesto -Contesto mirando a la mujer y dedicandole una sonrisa amable- con 20 minutos para descansar creo que seran suficientes

Luego volvio a dirigir la mirada hacia la joven que lo habia estado mirando, noto el pequeño niño que la acompañaba y cerro sus ojos con un poco de dolor.

-no, creo que solo un estudiante de enfermería pero lo he perdido de vista, supongo que gran parte de ellos murieron al derrumbarse el hospital...-comento serio, sonriendo al niño que se acerco a agradecerle, su rostro pareció algo preocupado.
-Hablando de eso, creo que tu hermanito tiene algo de fiebre-agregó, mirando al pequeño.
-acuéstate en la colchoneta de aquí al lado, esta es la de ustedes por asignación, intenta dormir un poco mas-exclamo a Matias.

Entre tanto al lado, la mujer que se hallaba con el escritor sonrío aliviada.
-eso esta muy bien, mientras mas personas puedan ayudar mejor-dijo, haciendo un ticket a la hoja, desde ahí mismo observo al par de hermanos.

-Ohh no los había visto, necesitaré sus nombres y edades, por favor, es para la lista de supervivientes-

Spoiler:

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Al lugar llega unos cuatro con dos personas esposadas, una chica y un adulto, pasan cerca de ustedes para quedar en una esquina, sentados en unas bancas.
Luego los militares se retiran quedando solo el guarida del lugar vigilandolos.

Spoiler:

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- Pero me siento bien... -dijo el niño.

- mmmmmh... ven acá -le llamo Rita, tocó su frente y en efecto tenía aslgo de temperatura.- Ve a dormir, recuerdas que me dijiste que odiabas resfriarte por las cosas verdes pegajosas que salían por tu nariz?- dijo Rita tocando la nariz de su hermano - Siiii!!! Guacala! bueno, me voy a dormir... -agregó Matías con cara de susto y asco. Se despidio de Rita y Seen, y se tumbó en la colchoneta.

- Claro... Rita Galliard, 23 años -le dijo a la señora, mientras se sentaba en la misma colchoneta donde estaba su hermano- y Matías Galliard 10 años... -agregó, a la par que sus ojos se desviaban para ver a una pareja que venian esposados y que a ella se les hacian conocidos.

- Señora, usted sabe ¿por que vienen ellos esposados? -preguntó sin quitar la vista de la muchacha y el hombre, sentados en la banca.

La mujer anotó los datos con tranquilidad, mirando de reojo a Rita, para luego elevar la vista hacia el guardia que conversaba con los esposados.

-No lo sé, supongo que le hicieron algo malo a los militares, aunque es poco probable porque de ser si hubieran muerto-contesto seria.
-De todas formas investigaré, no cabe hacer prisioneros en una situación así de urgente, necesitamos las manos y ayuda de todos para salir adelante en esta tarea-exclamó con una sonrisa.
Luego giro hacia el señor James, se veía algo nostálgico observando al niño dormir, pero no dijo nada, pero intuía de que podía tratarse sólo de una cosa.
-Señor Sean, por favor cuide y ayude con cualquier duda de estos de los jóvenes y el señor James-exclamó.
-No hay problema dama Anna, es mi deber como ex policía-agregó mirando al escritor haciendo un gesto de saludó con la cabeza.
-Debo irme a seguir con la encuesta, recuerden lo de la brigada...-dijo, mirando con cuidado por si había algún militar cerca.

- Es cierto, no hay motivo de tener prisioneros... no es el momento... - pensó mientras quitaba la vista de los dos recien llegados.

Miró a Matías, envuelto en aquella gran chaqueta, sonrrió, y dirigió nuevamente sus ojos hacia James, se veía algo nostalgico, intentó una tímida sonrisa para él.

James devolvio el gesto al hombre y luego la sonrisa a la muchacha, miro a su alrededor un momento y luego se acerco sonriendo a ambos.

Hola, mi nombre es James Jones -Dijo algo titubeante.

Rita vió que el escritor se acercaba. Y al escuchar que decía su nombre, verificó que ciertamente se trataba dequien pensaba.

Se levantó y extendió la mano como clásico saludo formal para ella... - Yo soy Rita Galliard -dijo con una sonrisa nerviosa- mucho gusto, señor Jones... -agregó.

Hola Rita -Contesto aparentando alegria el escritor- El gusto es mio.

Sin saber que más decir se sento junto a la joven y le dedico una sonrisa amable.

Se sentía algo nerviosa.
Volvió a mirar a Matías, seguía durmiendo, que sueño más pesado tenía ese niño, el más profundo de la familia...

- ¿Asi que ex-policia señor Sean?... -dijo para seguir con la conversación- Antes que esto pasara, yo estudiaba informática... - agregó moviendo sus dedos como tecleando en el aire, junto con una sonrisa amable para James y Sean.

Un hombre aparece por una de las puertas. Lleva una niña en brazos cubierta por una gruesa manta. Contempla al resto de supervivientes y parece suspirar lentamente. Luego busca un sitio y deja a la niña, sentandose en cuclillas con ella.

Sean afirmo con su cabeza, dando un golpecito en su chaqueta, dando a entender que llevaba su arma de servicio.
-Sí, era comisario...-respondió serio.
-Ahh informática, que interesante ¿eras hacker o algo asi?-bromeó, mirando al escritor.
-Y usted señor James Jones...dígame, ¿que tipo de libros escribe?-preguntó.

Al lugar ingreso un hombre junto a una niña pequeña, ambos se sentaron no lejos de ahí.

La pequeña de cabello rubio miro a Lucas en silencio, apuntando con su mano hacia la puerta, como si algo le llamara la atención.

Había dormido durante varias horas en una de las camillas, todavía me sentía algo débil y malhumorado, pero lo peor ya había pasado...

Pesadamente me levante observando a los otros refugiados, esas mascarillas, aún no lo podía entender, sentía que corría un gran peligro quedándome aquí con los otros supervivientes, debía salir de aquí lo antes posible.

La Unión me había pedido salir rápido de Chiapre, nadie debería contradecir aquella orden...

Busque a uno de los militares y policías que estaban cuidando a los refugiados...

- He, disculpe... mi nombre es Vladimir Dubcek y soy...

dije tocando sus bolsillos y buscando mi billetera, sin encontrar mis documentos entre medio de mi ropa desgarrada y sucia.

- Soy agente grado 2 de asuntos interiores de la Unión, me gustaría hablar con su superior...



.

El militar te dirigió una mirada incrédula, o esa fue la sensación que sintió el agente, dado que con las mascarillas era difícil notar alguna gestualidad.
-Eso por el momento es imposible-
contesto con voz grave.
-El general David Rogers, se dirigirá en breves minutos a los supervivientes, es necesario que todos lo vean.
Es por ello que han montado la pantalla, pero hay ciertas complicaciones técnicas con la energía que ha hecho que se retarde la comunicación-explicó.
-Al terminar la conferencia puede dirigirse al refugio de militares en la otra calle, el encargado de esta misión es el Teniente Crowen-termino de decir.

Spoiler:

Citación :

Sean afirmo con su cabeza, dando un golpecito en su chaqueta, dando a entender que llevaba su arma de servicio.
-Sí, era comisario...-respondió serio.
-Ahh informática, que interesante ¿eras hacker o algo asi?-bromeó, mirando al escritor.

-La verdad algo parecido...- respondió Rita. Y luego dirijió su atención a James.