En los años de silencio [Rita]

La niña de unos 13 años se columpiaba solitaria, en el patio de atrás, su hermano mayor, un muchacho de 15 años, la vigilaba de cerca, sin saber que ella sabia que la estaban espiando. El más pequeño, de 3 años, los observaba a ambos disimuladamente, mientras hacia que dibujaba una niña en su columpio.

Hace más o menos una semana que la señora Galliard habia muerto, Rita no hablaba desde entonces, Pablo intentaba hacerla hablar a su manera, (ya sea con amenazas, burlas o motivándola a pelear con él) cosa que no le estaba funcionando.

Matías y la niña, lograron en ese tiempo una conexión en ese silencio. Era como que si las palabras no se necesitaran entre ellos.

Camilo, el padre de los niños, hablaba por teléfono, intentaba buscar un médico que hiciera hablar a la sombría Rita. De vez en cuando, los observaba tras la ventana que daba al patio.

Spoiler:

Camilo era un hombre serio y de pocas palabras, la muerte de su esposa lo había afectado mas de lo que se podía imaginar, pero aún así debía permanecer estoico, firme, no podía quebrarse ni ser débil, no con 3 niños a su cargo.

Avanzó hacia el patio trasero haciendo un gesto a Pablo para que se entrara a la casa, este obedeció la orden con una mueca mala gestada, pateando una piedra para avanzar hacia la puerta con las manos en los bolsillos.
-y también llévate a Matias, necesito conversar con Rita-exclamó sereno rompiendo al fin aquel incomodo silencio que parecía haber invadido la casa de un tiempo a esta parte.
-Tantas delicadeza por esta pendeja que solo quiere llamar la atención!!, la vieja se murió ya superalo, deja de victimizarte idiota, eres una cobarde, UNA COBARDE-explotó el adolescente con rabia, avanzando con brusqueza para tomar a Matias y llevárselo de sopetón, dando un portazo que hizo temblar levemente las ventanas.
A lo lejos se oía el llanto del pequeño quien había sido arrancado del lado de su hermana, en su dibujo un trazo de cera ahora parecía cortar la cabeza de la solitaria niña por la mitad.
Camilo bajo la vista para suspirar, avanzando para sentarse en el columpio contiguo a Rita, jugo con sus manos como buscando las palabras que pronunciar.
-soy malo para esto...tu madre era la que, ya sabes, creo que podía comprenderlos mejor que yo, a veces la situación me supera, no se como reaccionar, las niñas son diferentes, mas delicadas, mas sensibles...mas difíciles para mi y no se como ayudarte-divagó sincero mirando de reojo a la niña.

El silencio no dejo la boca la niña, a pesar de las palabras hirientes de su hermano... No quiero llamar la atención, no quiero parecer cobarde... Entonces su padre llego al lado de ella... No quiero llamar la atención, no quiero parecer cobarde.

Escuchó las palabras de Camilo, con la vista clavada en entre el suelo... No soy diferente, no soy delicada, no soy sensible. Sólo quiero quedarme así. Debo ordenar muchas cosas acá dentro. No sabes el desorden que hay aquí dentro papá. Debo saber ordenar todo. Antes mamá lo hacia por mi. Pero ella murió. No soy cobarde. No quiero llamar la atención. Pablo no sabe lo que dice. No le creas...

Entonces bajo del columpio... no quiero que te preocupes, yo estoy bien... tomó una ramita y en suelo semi humedo después de algunos dias de lluvia, escribió dos palabras: "Te quiero"... sacudió sus manos y se quedó de pie esperando un abrazo, pero como sabia que su padre, no era de las personas que demostraban su afecto con facilidad, ella fué la que rodeó el cuello del hombre con sus manos... Estoy bien papá

-no escribas cosas que no puedes decirme...-contesto apenado Camilo, no respondió el abrazo, pero puso su mano cariñosamente sobre la cabeza de la niña, tenia la mirada triste, ¿que mas podía hacer?.
-he gastado algo de dinero en una doctora que vendrá a verte-dijo finalmente.
-esta situación no puede quedar así, por tu propio bien y el de Matias-sentenció acariciando el cabello rizado de Rita.

-¡No!- dijo afónica la niña... no quiero un doctor, no estoy enferma ¡estoy bien!

Se podía notar que estaba enojada, no queria que su padre gastara más dinero en médicos, no le gustaban los médicos, no le gustaban los hospitales. Recordaba las veces que su casa se llenaba de hombres y mujeres con delantal blanco, los cuales examinaban a su madre y nunca tenían buenas noticias.

-¡NO!- gritó mientras sus ojos se cerraban en un fuerte parpadéo -¡NO NO NO! ¡NO!- miró desafiante a su padre, mientras sus manos se empuñaban.

No quiero un doctor, no estoy enferma ¡siempre le crees más a Pablo que a mi! ¡Siempre crees que Pablo tiene la razón! ¡Siempre!

Camilo tomo las manos empuñadas de Rita con firmeza, la miro severamente a los ojos.
-para negarte puedes hablar, pero no para decir cosas como te quiero...eso no es justo hija. No me mires de esa forma, cambia esa cara y escúchame-se contuvo unos momentos antes de continuar.
-no te perderé a ti también Rita, ya esta decidido. La doctora te ayudará a arreglar las cosas en tu pequeña mente, tienes que estar tranquila. Confía en mi, por favor-dijo seguro conteniendola, esperando que rompiera el silencio y hablare como lo hacían los niñas normales.

Se notaba que Rita estaba enojada, muy enojada. Sus ojos oscuros y grandes decían todo lo que su boca callaba.
Siempre le crées a Pablo más que a mi! Siempre es Pablo! No quiero un doctor!!! No quiero!!! Entonces su rabia salió en forma de lágrimas por sus ojos ¡¡¡No quiero!!! y sin esperar que Camilo la viera llorar se soltó de las manos del hombre y se hecho a correr de vuelta a la casa.

Quizas la actitud de Rita, para muchos era algo infantil para sus 13 años. Pero era la manera que ella tenía para protegerse. Como las mariposas, que antes de desplegar sus alas, se envuelven en un capullo. Rita, había decidido envolverse en silencio.

Pasaron algunas horas y todo volvió a la cotidianidad, la casa estaba silenciosa y no parecía volar una mosca.
Sobre la mesa del comedor estaba Pablo con los audífonos en los oídos, escuchaba música a tiempo que estudiaba de sus cuadernos y algunos libros.
En la sala estaba Camilo sentado viendo televisión, sobre la alfombra dormía plácidamente Matias sujetando su mamadera.

El timbre de la casa sonó de pronto.

Se habia encerrado en su habitación, y tomado un hoja y un lápiz, para escribir a Lorena, su mejor amiga. La carta contaba lo mal que se sentía, y lo mucho que detestaba a Pablo, según ella su hermano manipulaba a su padre... si mamá estuviera aquí...

La carta fué guardada en un pequeño sobre, más tarde vería a Lore, siempre solían juntarse en la plaza al frente de sus casas. Puso la carta en el bosillo de su pantalón morado y bajo las escaleras. Entonces el timbre sono. Se quedó paralizada en mitad de su camino. Tenías dos opciones, o huir de la doctora o quedarse, seguramente que era la "bruja de delantal blanco"...

Podía escapar por la ventana de su cuarto, ese árbol con sus fuertes ramas, era su mejor cómplice. También se podía escabullir hasta la cocina y salir por la puerta trasera, y correr hasta el patio de Lorena. De seguro ella la escondería.

Mmmmmh... esperó unos momentos, escondida en tras el muro que cubría la escala... quería saber si realmente era ella.

Camilo se levanto de su asiento apagando el televisor caminó hacia la entrada principal tranquilo, ordenándose la corbata (no notó que la niña lo vigilaba a escondidas esperando ver de quien se trataba).
Abrió la puerta y por el umbral paso una mujer de cabello rubio ondulado, de unos 27 años, que vestía de forma sencilla.
-me alegra que haya venido, por favor pase-exclamó conduciéndola hasta el living.

Pablo se saco los auriculares y mirando extrañado a la mujer, que saludaba con una sonrisa.
-buenos dias-dijo cortes.
-Papá...¿quien es ella?-preguntó el chico extrañado colocándose de pie, a tiempo que su vista choco fugazmente con el de su hermana.

-Pablo, ve por Rita...llegó la psicóloga y necesitan conocerse para ponerse de acuerdo con las sesiones-explicó el padre mientras llevaba a la profesional al estudio para que estuviera mas cómoda.

El joven hizo una mueca molesta colocándose la mano en los bolsillos para dirigirse directamente donde se escondía Rita, si la niña quería escapar debía hacerlo rápido.

Spoiler:

Los ojos de la niña se abrieron de par en par, y sin pensarlo ni un momento más subió las escaleras, abrió la puerta del cuarto de su hermano, miró la ventana... debo salir... puso la rodilla en el marco y afuera apoyada en la rama fuerte del árbol... rápido, rápido...

-EY TÚ!!-alcanzó a gritar Pablo mientras Rita procedía a correr hacia la pieza y luego saltar por la ventana hacia el árbol contiguo a la casa, bajando sin problemas, salvo por algunos rasguños. El joven subió las escaleras corriendo sin lograr alcanzarla, se detuvo para ir de regreso por las escaleras.
-Y ese escandolo? Rita?!-preguntó preocupado Camilo.
-se arranco esa pendeja de mierda!!, hay que internarla esta loca-contestó Pablo malhumorado.

La doctora sonrió algo incomoda.
-tranquilos, tranquilos...si ella no quiere verme por ahora esta bien, me servirá para evaluar al resto de la familia-contesto serena la mujer.

-Ahh no, yo la traeré, me tiene chato esta mongólica-contesto Pablo tomando su chaqueta para dirigirse a la entrada, y salir de la casa.

Camilo blanqueo los ojos sentándose en el comedor, se tomo la cabeza, cubriéndose los ojos con su mano sosteniéndose la sien.
-antes de que mi mujer muriera...me respetaban ¿sabe?, no habrían hecho algo como esto. Pienso que por intentar suplirla todo se fue a cresta-comentó a tiempo que la profesional se sentaba al otro extremo.
-Debe ser duro, ¿por que no conversamos un rato?-agregó empatica la psicóloga.



Entre tanto Rita ya estaba abajo en el jadin, y por los gritos de pablo sabia que iba tras de ella.

Sus delgadas piernas se movieron rápido, era mala en gimnasia pero si se trataba de huir de su hermano, las cosas cambiaban.

La casa de Lorena no quedaba lejos, el problema es que Pablo ya le pisaba los talones. Siempre tan atlético. Entonces sin aviso previo, un desperfecto en el camino, la hizo tropezar precipitarse al suelo, cuando quizo levantarse y seguir corriendo, notó que el tobillo dolía, y que poco a poco el patalón lila comenzaba a teñirse de sangre. De rodillas sobre el pavimento humedo y frio miró sus manos, ardían. Miró hacia trás, de seguro su hermano se burlaría mucho rato de ella. Sólo tenía que esperar. Cubrió su rostro y comenzó a llorar.

-RITA!!-exclamó serio Pablo deteniéndose frente a la niña, su rostro no era burlón, mas bien habia resentimiento, ira contenida y envasada, se quedo en silencio para sonreír con cierta ironía.
-JAH!! patética...patética-exclamó el joven evitando mirarla directamente, empuño su mano, se contuvo.
-deja de llorar, no te queda bien...acá no esta papá, vamos-dijo tomándola del brazo para levantarla con suavidad.

-si crees que no estas loca porque le temes a la psicóloga?, si estas bien ella lo dirá y te dejarán en paz. Escuche a papá ayer, decia que si no mostrabas mejoras te internará en una escuela "especial", ya le hacen problema en tu colegio por que no quieres hablar. Así que ¿por que no vienes y dejas el show?-terminó de decir serio.

-acaso no te das cuenta que estas afectando a Matias, él te imita...un niño pequeño como él necesita desarrollarse y tu lo estas coartando, ¿crees que mamá querría eso?, tu eres su hermana mayor, debes cuidarlo aunque sea problemático y un fastidio, al menos puedes protegerlo-dijo con cierta impotencia, comenzando a caminar hacia la casa, arrastrándola con él.

La niña se dejó levantar. Con ojos llorosos y con una pequeña cojera, comenzó el regreso, con su "cazador" favorito.
Odiaba esa maldita destreza física de Pablo. Escuchó las palabras de él, sus ojos estaban fijos en la nada. Ya nisiquiera lloraba. Pasó la manga de su polerón gris por la cara, llevándo a su paso lágrimas y sollozos.

El adolescente tenía razón, cosa que la niña no quería aceptarlo. Ella sólo no quería hablar. Sabía que Matías no era idiota, y que no la imitaba, como decía él. Sino que ambos habían aprendido a comunicarse sin palabras. No era tán difícil.

¡Y tú eres el hermano mayor! No me dejes responsabilidades que te tocan a ti... miró a su hermano, clavando sus ojos oscuros en los de él... Gracias por el adelanto del discurso que me dará la bruja y papá.

El trecho de recorrer se hizo eterno. El tobillo dolía... Genial, ahora me dirán que soy inmadura, por torcerme el tobillo. ¿Por qué no me dejan en paz?... De su boca salió un pequeño gruñido. Estaba furiosa. Apretó los puños.

Ya estaban tenía la puerta café al frente de su naríz. Creo que perdí. Me ganaste otra vez. Te odio...

Silenciosos entraron ambos por la puerta de la casa, Pablo llevaba afirmada del brazo a su hermana, aún no se fiaba que la niña se soltara para salir corriendo, entonces interrumpieron la conversación que Camila y psicóloga llevaban por algunos momentos, todo el lugar olía a cigarrillo y café.
Rita parecía algo malherida, tanto que preocupo a los adultos quienes se levantaron preocupados.
-Ay, se raspo la rodilla...esto no tiene que ser asi, no se puede forzar a una persona para tomar el tratamiento, debieron dejarla correr-atinó a exclamar la doctora, a tiempo que el papá de Rita se levantó para avanzar hacia los niños, sacando de la nada una bofetada para Pablo.
-¿Que le hiciste a tu hermana para traerla así?!-preguntó serio ante la mirada atónita del chico que apenas espero lo que se venia.
Miró de reojo con odio a Rita jalándola del pelo solo para fastidiar mas la situación, la soltó del brazo para empujándola hacia a Camilo.
-la traje a la fuerza, la arrastre por la calle, la patie en el suelo-agregó finalmente.
-vamos, necesito hablar contigo ahora-termino de decir éste agarrandolo de la ropa para llevarselo al segundo piso.

La doctora en tanto tomaba a Rita de los hombros sonriendo.
-a ver...tranquila, quieres una galletas?, no tienes porque hablar, solo quiero que vengas conmigo al living, quiero mostrarte unas cosas-dijo de forma sincera guiándola al sillón de la sala, allí había servido té y galletas.
Saco de su cartera un album de fotos colocandolo sobre la mesa divertida.
-reconoces a tu mamá en estas fotos?, asiente con la cabeza si es así-exclamó esperando que la niña se percatara que aquellas fotos eran de la época en que su mamá iba a la escuela, fotos ineditas nunca vistas por la niña.

Spoiler:

Odiaba a su hermano, pero sabía que esa bofetada, no la merecía él. Trato de decir un "¡Alto! Fuí yo!", pero sólo salío una especie de sonido afónico y gutural. Mientras miraba la espalda de Pablo él no fué, unas manos se posaban en sus hombros, él no fué. La voz de la psicóloga la hizo desviar la mirada hacia la de ella. Sin mayor muda protesta, le siguió.

Se sentó en uno de los sofás y observó atenta, espectante, los movimientos de la "bruja". Pronto un album de fotos, era dejado en la mesa. La niña se acercó y su atención se poso, en las fotos de una joven de cabellos iguales a los de ella. Es mamá... asintió con la cabeza, mientras fugaces recuerdos pasaban por ella. El aroma de tranquilidad que emanaba esa mujer, su sonrisa fácil y la capacidad para estar en más de un lugar a la vez. Sonrió.

Eran esos tiempos en que la niña Rita, sonreía más y no era tán "sombría" como la clasificaba la "loquera" del colegio. Y también las notas eran mejores, no el notorio desinterés que había por los estudios, en el último tiempo. La verdad era que a Rita le comenzaba a aburrir el colegio.

Ordenó el cabello jalado por Pablo y siguió mirando las fotos, cambiando de hoja en el album.

-puedes quedártela, sabes?, ella era mejor amiga de mi hermana mayor, solía ir mucho a mi casa...la verdad era alguien muy especial-comentó para luego reír como si se acordara de algo.
-bueno creo que para tu mamá fui mas un experimento que una amiga, solían disfrazarme y pintarme la cara-señalo entristecida.
-ahora que lo pienso, se parecen mucho las dos-comentó haciendo una pausa para enderezarse.

-Paulina, no creo que hayas sabido de ella, falleció hace tiempo antes de que tu nacieras, fue a una fiesta y de regreso el auto se descontrolo. Fue muy triste para todos. Pero bueno, todos estamos de paso ¿no?-agregó mientras le entregaba un cuaderno con un lápiz.

-No te obligaré a hablarme, por eso haremos una sesión especial, un trato...todos los días quiero que escribas aquí tus sentimientos y pensamientos, que es lo quieres y necesitas, de acuerdo?, luego lo leeremos y ahí veremos como andan las cosas. Mejor que una sesión interminable en que te acose con preguntas y tu sin decir nada ¿cierto?-bromeó esperando que la joven negara o asintiera.

La niña siguió viendo las fotos, cambiando a la segunda página, escuchaba a la psiquiatra si mirarla. Que pequeño era el mundo o su padre tenía todo muy bien planeado.

Recibió el cuaderno y lápiz. No sabía si podría escribir lo que ella pedía, es que hay tantas cosas, es difícil encontrar las palabras adecuadas. Al menos no la acosaría con preguntas, eso era bueno para Rita, quien obviamente no las respondería. Asintió con la cabeza, dándole una respuesta a la mujer. Agregó otra leve sonrisa, tenía razón.

-Bien, será mejor que me vaya, no quiero tensar las cosas mas aquí, me preocupa tu hermano, pienso que él que mas esta afectado con la muerte de tu madre en esta familia. Intentaré conversar con él en otra ocasión-exclamó la mujer colocandose de pie con una sonrisa.
-despideme de todos vale, adios-se despidió marchandose.

Asintió nuevamente con la cabeza y siguió viendo las fotos de mamá. Que linda... sonrió. Entonces meditó unos momentos las palabras de la mujer que ya cerraba la puerta, dejando un aroma a perfume, hace tiempo que esos detalles no se percibían. Pablo, el fuerte Pablo, su hermano mayor, su enemigo favorito, no podían ser más contrarios: ella medio "cerebrito" y el bravucón... como lo odiaba... aún asi, jamás se le pasó por la cabeza pensar que él, estuviera afectado por la partida de mamá. Jamás lo había visto llorar, nunca. Soltó un suspiro y cerró el albúm.

Se levantó del sillón, y camino buscando a Matías. Quizás aún dormía sobre la alfombra, o estaba debajo de la mesa, o afuera jugando con barro.

La herida de la rodilla, había parado de sangrar, pronto habrían costras (sus siempre bienvenidas amigas), aún tenía el dolor en el tobillo, pero pasaría...

Su hermano no estaba en la alfombra, y tampoco debajo de la mesa. Salió al patio. Quería mostrarle las fotos.