[labortario] Requiem [restringido]

El exterior del laboratorio estaba frío, a lo lejos la ciudad entera parecía quemada, el humo llegaba hasta allí también.

Spoiler:

Entre Ricardo y Raul sacaron el cuerpo de la doctora Brauwn, para quienes no la conocieran era una mujer de unos 50 años, delgada y pálida. Al igual que James sus orificios sangraban, y ya su cuerpo estaba frío.

Salió muy pegada a Anna, como si el estar cerca las fuera a proteger de algún tipo de mal invisible... Contempló un instante a la doctora. No había conocido, pero sin duda había calado hondo en algunos de sus compañeros... Y James....

Le costaba creer que no volvería a verlo en pie.

Le era difícil asimilar todo. Demasiado para ella, en un sólo día.

No quizó verlo en ese ataúd, tampoco quería recordarlo, lo quería de vuelta. Camino despacio siguiendo al grupo, sus manos estaban frias dentro de los bolsillos del pesado abrigo que otra vez llevaba encima. Como en el funeral de Sean, tampoco dijo nada. Guardo silencio.


Perdóname, no puedo llorar...

Scott ayudo a cavar los orificios donde descanzarian los nuevos cadaveres. Lo hizo con la frialdad de un sepulturero.

Una vez estuvo listo el lugar donde depositar los cuerpos, se alejo un momento para darle tiempo a los otros si deseaban decir algo.

No era su asunto, una mujer que jamas conocio y un tipo que jamas le agrado. Preferia que hubiesen sobrevivido, pero desde el Impacto él ya no sentia el mundo desde la misma forma.

-Te envidio Escritor. Al menos ya puedes descansar.- Dijo pensando en voz alta, poco conciente si sus palabras eran oidas por el resto.

-Seguro que todos preferirian que fuese yo el muerto, y no tu.- Penso observando el cadaver desde donde estaba, luego a Rita, Anna y Aileen.

La gente moria, fuese selección natural, decisión humana o capricho de las fuerzas incomprensibles que ahora habitaban el mundo. Eran las reglas del infierno donde ahora vivian, y Scott las entendia. Solo esperaba su turno...

La muchacha sí que dio unos pasos al frente. No es que fuera del tipo de persona que necesita decir algo siempre para llenar los molestos vacíos en los que nadie hablaba, pero el escritor había sido bueno con ella, y había muerto al ir a ayudar a otros. No se merecía que sólo la gruesa capa del silencio fuera su mortaja aquella noche.

Se habría merecido un epitafio épico, un réquiem con música, incluso. Pero Aileen tan sólo tenía para ofrecerle unas sencillas y sinceras palabras.- Buen viaje al otro lado, James. Espero que sea menos accidentado que este y el destino tenga todo lo que desees.- Un par de lágrimas cayeron por sus mejillas.

Espero, también, que hagas nuevos amigos allí, pero no te olvides de nosotros... Yo no me olvidaré de ti, viejo escritor gruñón.- Trató de sonreír, pero el gesto no se reflejó en su mirada.

Suerte ahora, James. Aquí empieza la historia que vas a escribir en solitario, lejos de nosotros y de este mundo... Estoy segura de que escribirás una que merecerá ser recordada.

Y se quedó allí, delante del agujero excavado donde la doctora para quien no tenía palabras, y James, descansarían para siempre. Tenía la barbilla pegada al pecho, y en la nieve seguían cayendo sus lágrimas.

Amelia dio un paso al frente luego de las palabras de Ayleeen, miró con tristeza a la mujer que yacía muerta como James.
-doctora...no es mucho lo que puedo decir sobre usted, se que estaba triste por las cosas que debio hacer, pero se que a veces nos encontramos sin mas opciones, de todas formas usted no es culpable de salvar su propia vida. Agradezco que haya cuidado de mi, sus palabras me aliviaron y junto a Taddis hicieron que la pesadilla fuera llevable, creo que los amigos que se hacen en adversidad son los que se recuerdan con mas cariño. Sé que no eras una muejr creyente, pero si hay un Dios sé que te perdonará y cuidara de ustedes dos-dijo la muchacha intentando no echarse a llorar como una niña.
Retrocedió unos pasos dando pie al sacerdote para el oficio.

Ana, Eva permanecían de pie alrededor del pozo que Scott, junto al técnico debieron cavar.

Lucas ayudó a cavar, también en silencio.

Cuando todos dijeron sus palabras, el vendedor de seguros habló.

- Con esto recordamos a James. Era un buen muchacho...

Ojeó con su vista al resto y continuo.

- Espero que su muerte nos sirva a todos de ejemplo. Porque hoy no sólo ha muerto un muchacho, sino uno de nosotros, que a falta de otra palabra llamaré "Clan". Padre, diga lo que tenga que decir...

Dijo impaciente a Martín Rivas.

el sacerdote había bendecido un poco de agua, y la la lanzo a las tumbas.

- el señor este con ustedes y con sus espíritus. no es fácil despedir a un amigo, menos a uno que peleo al nuestro lado en tantas aventuras. james, doctora, amigos presentes. en el universo hay cosas que el hombre por su afán de la materialidad no puede interpretar, hay cosas que salen de nuestro intelecto básico y solo pueden ser conocidas por un intelecto supremo. hoy solo despedimos los cuerpos de nuestros amigos, lo que fue de ellos lo que ya no es, solo un puñado de barro, dedil y humano como todos nosotros. es el alma inmortal lo que prevalece. es el recuerdo de ellos y sus obras las que crean en nosotros el anhelo de que estén aquí, por eso le doy gracias a estas dos personas por haber compartido su tiempo con nosotros y les deseo suerte en su viaje a lo desconocido.

que el señor los guarde y los cuide para la vida eterna.

diciendo esas palabras el sacerdote iso la señal de la cruz.

adiós james.... nos volveremos a ver... pero todavía no...

...En el universo hay cosas que el hombre por su afán de la materialidad no puede interpretar, hay cosas que salen de nuestro intelecto básico y solo pueden ser conocidas por un intelecto supremo...

Las palabras del sacerdote resonaron en la cabeza de Scott. Instintivamente comenzo a alejarse de la ceremonia cuando este comenzo a hablar.

-No fue Dios quien hizo esto, fuimos nosotros los hombres. No voy a rendirme hasta saberlo todo y cazar a los responsables.- Sentencio mentalmente.

Scott abandono el funeral.