Apenas recordaba lo que habia sucedido ya un mes atras. Solo recordaba despertar en la oscuridad, y una punzada de dolor y un frio que recorria su frente de sien a sien. No veia nada, sin embargo al pasarse la mano por la frente sintió el aspero tacto de una toalla humeda y fria. A su lado, un sonido, a penas un carraspeó que le indicaba que se quedara quieta. Quien fuera que estuviese, se levantó y arrastrando los pies se fue alejando. Una luz se encendió pero no alcanzaba a iluminar todo, era una vela. La luz se fue moviendo, revelando una mano, arrugada, que cargaba el porta velas, el movimiento debilitaba la luz, y recien cuando esta se apoyó a su izquierda sobre una mesa de luz, Cecilia pudo reconocer y ver el rostro de quien estaba a su lado. Una mujer que facilmente pasaba las siete decadas, con el rostro arrugado, los ojos hundidos y el cabello atado en un rodete la miraba, vestia un camison y habia algo de maternal en sus gestos.
Le dijo que se durmiese, que luego hablarian, que ya era tarde y tenia que descansar. Cecilia estaba indefensa, la mujer no podia saber quien era realmente, y esa ignorancia era su salvaguarda, asi que le hizo caso. De todas maneras por el dolor en su pierna no sentia que pudiese llegar a ir muy lejos. Cerró los ojos, y se durmió casi de inmediato.
-¿Me va a decir que pasó?- le dijo con rudeza, una rudeza bastante fuera de lugar teniendo en cuenta que iba dirigida a la mujer que se habia ocupado de cuidarla todos los dias que habia permanecido inconciente.
-Hace una semana cayeron a la tierra unos asteroides, uno de ellos provocó un maremoto, luego de eso no se bien que te pasó a ti, pero te encontre en una casa, con la pierna rota, la cabeza golpeada y algo herida. Pasó casi una semana de eso, y te he estado cuidando. Tu pierna tardará en sanar, por lo que te recomiendo quedarte aqui hasta entonces-
Cecilia no respondió. Sabia que la mujer tenia razon, pero deseaba irse. No le gustaba estar a la merced de otra persona, aunque fuera una desconocida. Sin embargo, luego, cuando la anciana se fue y se quedó pensando, terminó por convecerse de que no debia culpar a la mujer de su suerte. Visto el caso, habia sido afortunada de que la encontrara y la salve, sino fuera por ella no sabria que seria de ella. Al final, se convenció de que tenia que estarle agradecida.