[Ciudad de Manu] Invitados [Martin y James]

Era temprano, casi de madrugada cuando un balde de agua fría remojo las espaldas de los hombres. Era el obeso de regreso ahora mojandolos en una especie de brusco baño.

Ya de día los hombres pueden ver con mas detalles la habitación, el mural no esta y solo hay cuatro personas en el lugar, ellos dos, Raul y el militar.

El técnico despertó sobresaltado y tosiendo, al menos el baño matinal le había servido para bajar la fiebre, y el frío a calmar sus heridas.
El militar reía al ver a los tres hombres tiritar.
-Jajaja niñas-señaló infantil, mientras se hacia a un lado de la jaula para orinar hacia afuera.
-jajajaja lo siento, no pude contener jajajajaja, y que quede limpio!!-bromeo.

El obseso lo miró molesto, devolviéndose a buscar mas agua ahora para limpiar el piso.

El militar se giro hacia al grupo sonriendo.
-Si me preguntan, yo iba con ustedes, como dijo ayer padre lo pensé bien y no quiero volverme emparedado de nadie-dijo peinándose el cabello.

Si vas con nosotros mantendras el pico cerrado -Dijo James malhumorado mientras terminaba de despertarse- Trataremos de ser el padre y yo quienes hablemos la mayor parte del tiempo, ahora bien, que diremos al reyezuelo???

El escritor miro al cura -Recordar al rey lo que ha olvidado...

El soldado asintió.
-Bien, solo quiero salvarme el pellejo lo de convencer al rey se lo dejo a ustedes-señaló sonriendo.

Raul en cambio no parecía de buen humor.
-bueno lo que hablamos ayer, yo prefería no opinar mucho, siempre termino fastidiando a la gente-señaló mientras intentaba a enfocar a los hombres.

(el sacerdote pensó un momento)

- si estoy de acuerdo con james, déjanos hablar así, con tu actitud solo aras que nos maten, a menos que te metas en el personaje y creas que todo esto es cierto. (dijo al militar)

- bueno es muy simple, regalare mi cuchilla y mi cruz, pediré mi cuchilla y me cortare para regalar algo de sangre en honor a dios. les pasare el cuchillo a james y a raul. claro que si el militar se nos une pacíficamente en nuestro sangriento regalo y sin hacer nada que nos cueste la vida ...

- esa es mi idea señores, obviamente no obligare a nadie . y hay que tratarlo como un rey se mi dios aun que sea una blasfemia.

La sangre puede parecer un buen regalo, pero... será suficiente?? -James parecia preocupado- podríamos comenzar con eso, pero creo que el rey debe necesitar algo si aun considera recibir invitados... a lo mejor esta esperando a alguien...

El escritor fruncio el ceño y se esforzo por pensar, la situación era confusa.

En este momento solo tengo lo que ves -Dijo James ironico- Pero si llega el caso, podría ser....

Raul se rasco la cabeza inseguro, se veía extraño sin sus lentes, menos intelectual.
-No se, eso de la sangre no me convence...quizás le queda gustando y nos deje desangrarnos-señalo con una mueca.

La puerta se volvió abrir, esta vez no era el obeso guardia, era un grupo de seis hombres armados que se colocaron en fila para mirar a los hombres.
-Ustedes!!, deben prepararse para su audiencia con el rey, ¿quien es su líder?-señaló serio.

ya era la hora de la verdad, raul tenia razón, quizás le gustaría y nos dejaría desangrando, era un futuro aparente, pero era la ultima alternativa que teníamos par agradar al rey. el sacerdote se levanto serio.

- yo sacerdote del altísimo iré con vosotros. pero os pregunto señores, si todos tendremos la oportunidad de hablar o solo el líder.

-Todos deben venir...-contesto el hombre serio haciendo una seña a los otros guardias para que abrieran las jaulas.
-¿sacerdote?...hace tiempo no teníamos uno-señaló sonriendo con algo de malicia.
-¿quienes vienen contigo sacerdote?-preguntó mirando al resto que quedaba con desdén.

- todos los que ves. contesto serio, tomando en consideración que solo quedaban el raul james y el militar.

la sonrisa malévola del sujeto no le dio confianza. estaba algo agitado sentía adrenalina dentro de el. no sabia que ocurriría y si todo saliera mal... esperaba salir de este entuerto junto con sus compañeros.

Los hombres liberaron a los cautivos, haciéndose señas entre si, uno de los guerreros coloco la punta de su lanza en el cuello del cura a modo de amenaza, y tomándolo de cerca camino al frente con el.
James, Raul y el militar permanecieron atras, apuntados con pistolas y cuchillos.

A diferencia de la noche anterior los hombres no se habían cubierto de pinturas, sus ropas intentaban emular alguna clase de toga ajustada de colores vistosos, también usaban cascos y cinturones con herramientas.

Avanzaron por el pasillo notando que se habían pasado la noche en un cuarto de limpieza, que se encontraba en el subterraneo del tren. Subiendo hacia la superficie por las escalinatas de la estación de "Eoban".

Y frente a los hombres un enorme edificio escalonado parecía elevarse hasta el alto cielo.
De puertas enormes y anchas, por las calles cercanas al edificios habían otras personas, todos con ojos hundidos y ojerosos vestidos de forma antigua.
Se agrupaban en la calle comiendo carne seca, lavando ropa en las fuentes, conversando y riendo. Otros jugaban un extraño juego de apuestas con piedras, al verlos surgir se detuvieron en sus labores mirando fijamente a los extraños.

el sacerdote se mantudo serio, sin inmutarse a la maldad de sus captores. le paresia muy raro que supieran usar pistolas, parecían ser menos locos que el resto de los que ahí se encontraban. guarda silencio esperando llegar a su destino y planeando el desenlace de esta historia. no quería terminar en los estómagos de aquellos locos.

James se mantuvo atento a todo lo que sucedia a su alrededor, trato de tomar nota mental de la forma de vestir, las actividades, todo lo que pudiera serle de utilidad en la reunión a venir.

Los soldados empujaron a los hombres haciéndolos caminar mientras la multitud se abría para el paso del grupo, hacia frío para estar semi desnudos, la piel se erizaba y los pies quemaban al contacto con la nieve.

Lentamente se acercaron al extraño edificio, se había mantenido en pie pese al temblor, frente a el una fuente con una bella estatua señalaba: MUSEO METROPOLITANO DE MANU

Cruzaron el pateo anterior, unos guardias abrieron las puertas del museo dejándolos entrar. Adentro todo era lujoso, suelo de mármol y candelabros colgantes, había una especie de recepción mientras que antiguos objetos estaban en exhibición.

Uno de los guardias hablo con uno de los salvajes que se hallaba en el escritorio, luego de murmurar entre ellos el guardia se acerco.
-Antes de ver al rey deben purificarse, vengan-exclamó serio llevando a los prisioneros por el museo hacia los baños, una vez allí una mujer se acerco para entregarles una especie de togas.

-Recuerden lavarse la cara, las manos y los pies, el templo es sagrado-sentenció serio.

James asintio recibiendo la toga y entrando al baño, ya adentro por instinto trato de buscar una salida, pero luego recordo que habia gente que tenía que sacar de alllí.

Martin iso lo que le ordenaron, tomo la toga entro al baño y se lavo como le habían indicado. sereno en su actuar espero los siguientes pasos mirando a sus compañeros y en especial a james quien miraba por una salida. todo era confuso y desequilibrado algo no le sonaba muy normal para la locura de esa gente.

De pronto por el baño aparecieron dos bellas mujeres con trajes tradicionales se veían hermosas, llevaban trajes coloridos amarillo, rosa, verde y azul, el lado izquierdo de su cara llevaban símbolos entrelazados pintados a tinta negra, labios teñidos de rojo. Sobre el cabello una especie de cinto que caía en siete cintas dejandoles el cabello por la cintura, junto con ellas dos guardias mas llevaban a empujones a Eva y Ayleen.

Los ojos de la joven se iluminaron al ver a dos de sus compañeros allí, completamente a salvo, aunque le extrañó que Martín no estuviera con ellos. Quizá por ser niño lo habían llevado a un lugar especial… o quizá debido a que parecía ver lo mismo que la gente de allí.

Por un momento, dada la, al menos aparente, amabilidad de la mujeres, casi había olvidado la mala situación en la que todos estaban. Sin embargo, ver que James y el Padre estaban con vida aún y que los tenían delante, le devolvió algo de luz a su vida.

- ¡James, Padre! ¡Estáis bien!- Dijo con evidente alegría, claro que quizá “bien”, no fuese la mejor expresión. Trató de acercarse a ellos, sin ningún gesto violento, esperando a ver si las mujeres se lo permitían.

James miro a Ayleen seriamente y espero también la reacción tanto de las mujeres como de los guardias.

Ni las mujeres, ni los guardias parecieron inquietarse con el reencuentro.
-Ellas también venían en el cruce-exclamó una de las doncellas al guardia, el cual inspecciono a Eva y a la muchacha de pies a cabeza.
-Entonces será mejor llevarlos a todos juntos ante el rey-dijo serio mirando a Martin.

Eva saludo a James y al cura con un gesto en la cabeza, dio un suspiro de alivio, al menos no habían sido muertos ni torturados. Aún asi de las mujeres faltaba Rita quien no estaba en ninguna parte.

fdj: Cualquier cosa que quieran susurrar sin que los guardias y mujeres escuchen, será tirada de inteligencia + sigilo dif. 8 deben decir la frase y después lanzar.

- son sus palabras. dijo en paz



ya se había arreglado con la toga y estaba listo, no se inmuto al ver a las mujeres actuando, despreocupado, algo mal le olía que estuvieran tan bellas. seguramente algo querían los locos con ellas.

FDJ: las bellas son las indigenas lokas, no???


James se acerco a Ayleen y la reviso con la mirada segurandose de que no les hubieran hecho daño, luego le susurro -Y Rita??

El miembro 'James Jones' ha efectuado la acción siguiente: Lanzar dados

'Dado 10' : 3, 2, 4, 3